Las hojas doradas caen, como recuerdos lejanos, que al viento son susurros, de amores nunca tan humanos.
El silencio abraza al bosque, donde un ruiseñor canta, un canto de despedida, de una vida que se levanta.
- Joaquín Dicenta
Las hojas doradas caen, como recuerdos lejanos, que al viento son susurros, de amores nunca tan humanos.
El silencio abraza al bosque, donde un ruiseñor canta, un canto de despedida, de una vida que se levanta.